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¿Ha Valido Alguna Vez la Vida de los Negros? / Have Black Lives Ever Mattered?

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por Mumia Abu Jamal:  ¿Ha Valido Alguna Vez la Vida de los Negros? (City Lights Open Media)

Reseña del libro por Denise Sullivan – 27-6-2017

Después de los horribles asesinatos de Alton Sterling, en Baton Rouge, Louisiana, y de Philando Castille, a las afueras de Saint Paul, Minnesota, por policías, uno después del otro, en julio de 2016, el escritor y activista político Mumía Abú-Jamal respondió con una frase que parecía como si el escritor se hubiera quedado sin palabras al terminar su corto lamento titulado, “Asesinados por Policías que Estaban ‘Simplimiente Haciendo su Trabajo’ “, con la línea: “Y un muerto más… y otro… y otro más“.

Poco después, en el artículo, “¿Qué Pasa con un Sueño Postergado?,” sobre las muertes de Sterling, de Castile y de la masacre en Dallas, Texas, donde cinco policias y varios otros fueron heridos, Mumia invoca un poema de Langston Hughes:

Se ha llegado a una nueva etapa en la guerra más larga que los Estados Unidos de Norteamérica desata contra sí mismo.

Resumiendo la historia de las patrullas de los Blancos contra los esclavos Negros, su parecido a los actuales departamentos de policía y al sistema de justicia que da inmunidad a policías que matan, Abú-Jamal medita sobre como y porque hemos llegado a tan horible momento en la historia norteamericana:

La opresión puede volver loca a la gente. Puede convertir cerebros sensatos en mentes consumidas por cólera, furia y resentimiento.

Un año después, a consecuencia de los recientes actos terroristas alrededor del mundo, de los asesinatos en masa de costa a costa en los Estados Unidos, y del fallo totalmente no inesperado de no culpable a favor de Jerónimo Yáñez, el policía que mató a Castile, vale decir que la tiranía de nuestro estilo de libertad nos ha llevado a un nuevo período en la larga guerra contra nosotos mismos. En su espacio radial, Abú-Jamal cita a Alexis de Tocqueville y a Mao Tse-tung al hablar de la guerra civil que actualmente vive los Estados Unidos. En otro artículo titulado, La Segunda Muerte de Philando, Abú-Jamal concluye, “El jurado creyó otra vez que la vida de un Negro no tiene valor intrínsico y que se puede tratar al Negro como basura, quemarlo, y tirarlo como desperdicio, como se botan viejos pares de zapatos.”

En su última colección de ensayos, ¿Ha Valido Alguna Vez la Vida de los Negros? (Have Black Lives Ever Mattered?), publicado por, City Lights, Abú-Jamal no ofrece respuestas fáciles, excepto para aquello que no se puede negar: “Bueno, éstas parecen lo suficiente importantes como para suprimirlas y robarlas.”  A lo largo del libro, Mumía irradia su luz sobre el grupo de vidas Negras sacificadas desde 1998– los casos que llegaron a la vista del pueblo– mientras subraya este hecho: Vivir como Negro en los Estados Unidos es en sí una experiencia traumática.

Entre siguiendo con su lucha diaria para mantener su salud a pesar de que en la prisión le niegan asistencia médica, y trabajando continuamente para anular la errónea convicción  por el supuesto crimen de haber matado a un policía en 1981, Abú-Jamal escribe, escribe y escribe: nueve libros incluyendo la colección de ensayos ya publicada por City Lights, Graves Profesías (Writing on the Wall), numerosos ensayos y programas de radio, todo creado desde la prisión a lo largo de 30 años, (la mayor parte de esos años encerrado en una celda del Corredor de la Muerte), Abú-Jamal ha hecho sonar campanas de alarma, ha izado y hecho flamear banderas de libertad; y sus palabras hicieron sonar sirenas de alarma en su esfuerzo por detener la presente emergencia que vive Estados Unidos. Decir en términos simples lo que parece ser evidente es un arte, es obra de voces proféticas, y Mumía Abú-Jamal posée éso. La posibilidad de ver desde dentro de la prisión, le permite la precisión de una concentración certera para observar y decir verdades que no podemos ver ni decir quienes viajamos libremente por el mundo y usamos la Internet. Sin embargo, su posición, o falta de ella por estar preso, ha hecho que su obra sea puesta de lado y ha veces hasta rechazada por la sociedad en general. Quizás el volúmen de su obra en este momento es lo que intimida a gente indudablemente inteligente, y lo evita, o quizás es la anticuada “supremacía de los Blancos” lo que hace otra vez lo único que sabe hacer, esta vez tratando de no dar importancia a Mumía Abú-Jamal…

Existe una inexplicable resistencia en la llamada izquierda progresista de considerar a Mumía poeta y escritor de mérito, mucho menos de verlo como un profeta o como una valiosa voz de los sin voz. Aquellos que veneran los célebres escritos de prisión de Jean Genet, George Jackson, Martin Luther King, Jr. y Nelson Mandela, no han tenido tiempo de discutir vigorosamente el vasto catálogo de escritos de Mumía Abú-Jamal. Pero los que lo apoyan pueden estar tranquilos en la seguridad que cuando ya no estemos aquí, los escritos de Mumía van a permanecer como testimonios de un tiempo raro en la historia de los Estados Unidos; y los estudiosos del futuro probablemente no van a creer porqué no se puso más atención a su sabiduría profética y porqué no se consideraron seriamente sus palabras. En sus ensayos hay respuestas y herramientas valiosas para recobrar el alma que ha perdido Estados Unidos.

En el artículo de 2002 titulado, “Las Otras Violaciones de Central Park,” sobre los cinco jóvenes erróneamente acusados y presos por crímenes que no cometieron en 1989, Abú-Jamal denuncia a Donald J. Trump y a sus crueles avisos periodísticos a toda página en los que Trump proclamó que los cinco jóvenes debieron haber recibido la pena de muerte. (Los jóvenes fueron posteriormente declarados inocentes después de haber estado presos de 6-13 años de sus sentencias de 5-15 años). De ese error judicial, Abú-Jamal afirma que no es un incidente aislado: Que cinco jóvenes Negros sean victimizados por los sistemas de justicia y de prisiones, heridos para toda su vida por la mentalidad de esos sistemas de tratar todos los casos como de costumbre, es simplemente más evidencia que la vida de los Negros es desechada. En ese mismo artículo Mumía afirma que para este sistema los Negros, los cobrizos y los Latinos “no valen nada.”

El ensayo de 1998, “Somos Ciegos a Todo Menos al Color,” considera como las Cortes de Justicia tratan al pueblo: “…como la gente es acusada y sentenciada son reflejos directos de la raza y el grupo étnico a los que los acusados pertenecen y como esos rasgos son vistos por norteamericanos Blancos.” Mumía propuso un ejercicio experimental entre estudiantes de leyes en el que Blancos imaginaron volverse Negros y dijeron que éso era “una desventaja,” que valía millones de dólares en daños. “¿Porqué daños, a menos que el color sea importante?”, se pregunta Mumía.

De los 41 tiros que mataron a Amadou Diallo, en 1999, Abú-Jamal notó la “previsible absolución de sus asesinos, cuatro policías Blancos,” en 2002 y pidió la creación de un movimiento para parar la violencia. Unos 12 años después, siguiendo los asesinatos de Eric Garner y Michael Brown, se lanzó el movimiento, La Vida de los Negros Vale, aún cuando ese movimieno no reconoce ser inspirado por Abú-Jamal y tampoco busca su apoyo, pero cualquiera con ojos y oídos puede reconocer que él fue el primero en resisistir el terror policiaco y en nombrar a la supremacía de los blancos como la causa principal de los males en la aplicación de la ley.

Leídos uno por uno, como lectura diaria, los ensayos de Mumía, como sus comentarios por radio, son lo suficientemente fuertes como para pensarlos por horas. Leyendolos todos de una sola vez, la evidencia de los abusos mostrados por Abú-Jamal podrían potencialmente penetrar una mentalidad racista y cambiarla; sin embargo, liberales sensitivos se podrían enfermar de pena leyendo el innegable catálogo de sufrimientos que presenta Mumía, muchos de esos sufrimientos causados por los mismos liberales (que ésto sirva de advertencia). Sus críticas de los políticos no están reservadas solo para los derechistas: Mumía escribe sobre el papel de los Clintons en lo que él llama “la explosión de encarcelamientos en masa”, así como el legado de Obama en las vigilancias masivas y en el sistema de represión que creó y enforzó: “Obama dejó fundamentamente intactos los horrores de los encarcelamientos masivos y los puso en manos de un populista de la ultra derecha, que fue muy bién recibido por un conocido grupo terrorista Norteamericano, el Ku Klux Klán.”

Al prepararnos para el gran verano caliente de contradicciones y para el dia de fiesta más importante de Estados Unidos, el Cuatro de Julio, Mumía nos pide pensar en lo que el abolicionista Frederick Douglass y él se preguntan: ¿Qué significa esa fecha para un esclavo? Mientras seamos la nación con la más alta población de presos en el mundo, con más de dos millones de seres humanos en la cárcel, no solo somos un país-cárcel, si no también ningún norteamricao es libre. Una y otra vez, equivocadamente se encarcelan a seres inocentes; mientras los verdaderos asesinos de las libertades norteamericanas aún tienen que ser juzgados, convictos y encarcelados. “Hasta que llegue ese momento,” Mumía escribe,”El Cuatro de Julio es simplemente otro día.”

El Estado de Pensilvania se mantiene firme en tener preso a Abú-Jamal, a pesar del gran número de evidencias en favor de su inocencia. Ésto hace perfecto sentido en los ojos de un Estados Unidos racista y tímido; pero en un sistemas más perfecto, con más apego a la verdad y donde en realidad existe éso de Justicia para Todos, sería un crímen mantener prisionero por toda su vida a Mumía Abú-Jamal. Entre tanto, sus escritos son compañía en las tristes horas de la historia de Estados Unidos que continuamente afirma, una y otra vez, (aún cuando éso es mentira), que algunas vidas pueden ser sacrificadas.

Denise Sullivan es la autora de, Keep On Pushing: Black Power Music From Blues to Hip Hop y ocacionalmente contribuye a DWT con escritos sobre arte, cultura y aburguesamiento.

Traducción libre del inglés publicado en Internet

por Greg Ruggiero, greg@citylights.com,

enviado por Fatirah Aziz, Litestar01@aol.com,

hecha en REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas.

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by Mumia Abu Jamal: Have Black Lives Ever Mattered?         (City Lights Open Media)

                                      A Review by Denise Sullivan    27-6-2017

Following the shocking back-to-back police murders of Alton Sterling in Baton Rouge and Philando Castille outside St. Paul in July of 2016, author and activist Mumia Abu-Jamal responded with what seemed to be an uncharacteristic loss for words when he ended a short lament titled “Killed By Cops Who Were ‘Just Doing Their Jobs'” with this refrain:

And another one gone…and another…and another.

A few days later, in a piece called “What Happens To A Dream Deferred,” he invoked the Langston Hughes poem in reference to Sterling, Castile, and a massacre in Dallas in which five police officers and others were injured.

A new stage has been reached in America’s longest war with itself.

Capsulizing the history of white slave patrols, their relationship to today’s police departments and a justice system that preserves immunity for officers who kill, Abu-Jamal goes on to suggest how and why we’ve arrived at such a horrific place in American history.

Oppression can drive people mad. It can turn calm brains into minds consumed by anger, rage, and resentment.

One year later, in the wake of recent worldwide terrorist events, mass shootings from coast to coast, and an entirely not unexpected not guilty verdict for Jeronimo Yanez, the cop who killed Castile, it is safe to say the tyranny of our brand of liberty has brought us to yet another new stage in the long war with ourselves. In his broadcasts, Abu-Jamal quotes Alexis de Tocqueville and Mao Tse-tung as he reckons with the civil war now in progress. In another titled, The Second Death of Philando, he concludes, “The jury believed once again, that a black life had no intrinsic value and that it could be treated like trash, burned up and discarded, like an old pair of shoes.”

In his latest collection of essays, Have Black Lives Ever Mattered? published this month by City Lights, Abu-Jamal offers no easy answers except for what’s undeniable: “Well, they certainly seem important enough to suppress and steal.” Over the course of the book, he shines his light on a fraction of the Black lives sacrificed since 1998– the cases that made it into the public eye– while underscoring the fact: Living while Black in the US is in itself a traumatic experience.

Between waging his own daily struggle to maintain his health despite being denied care on the inside, and working continually to overturn his own wrongful conviction for allegedly killing a police officer in 1981, Abu-Jamal writes, and writes, and writes: Over the course of nine books including the previous City Lights collection, Writing on the Wall, countless essays and radio broadcasts, all created in prison over 30 years, (much of that time on Death Row), Abu-Jamal has rung the warning bells, raised and lowered the flags for freedom, and sounded its sirens with his words, in his efforts to defer the American emergency in progress. Stating in plain language what may seem obvious is an art, the job of a prophetic voice, and Abu-Jamal owns his. The view from the inside allows for his precision and laser-focus, to see and say things the likes of which we who are free to travel the world and the Internet cannot. And yet, his status or lack of it as a prison inmate has left his input marginalized and at times dismissed by society at large. Perhaps the sheer volume of work at this point is what daunts otherwise intelligent people to shun him, or maybe it’s just that old white supremacy doing its number again…

There remains an inexplicable resistance within the so-called progressive left to regard Abu-Jamal as a poet and a writer of substance, much less a prophet or defining voice of the voiceless. Those who seem to have the time for revered prison writings from Jean Genet, George Jackson, Martin Luther King, Jr. and Nelson Mandela, just haven’t gotten around to vigorous discussion of Abu-Jamal’s vast catalog of material. Though his supporters may rest assured that long after we’re all gone, these writings will stand as testimonies to a very strange time in American history and scholars of the future will likely shake their heads in disbelief at why more attention was not paid to his prophetic wisdom and why we did not heed its call. Therein these compositions are answers and valuable tools for the recovery of America’s lost soul.

In a 2002 piece titled, “The Other Central Park Rapes,” concerning the five young men wrongfully accused and incarcerated for crimes they did not commit in 1989, Abu-Jamal calls out Donald J. Trump, citing the vicious full page ads he took out proclaiming the men should’ve received the death penalty (the young men were later found innocent after serving from 6-13 years of their 5-15 year sentences). Of that miscarriage of justice, Abu-Jamal asserts that this was no isolated incident: That five Black men should be victimized by the justice and prison systems, scarred for life by its business as usual, is quite simply more evidence of Black lives cast aside. In this same piece he asserts Black, Brown, and Latino lives “don’t matter.”

A 1998 essay, “We Are Blind To Everything But Color,” considers how people are treated in court: “…how they are charged and how they are sentenced are direct reflections of what race and ethnicity they are and how such traits are regarded by white America.” He outlines an experimental exercise among law students in which whites imagined turning Black and agreed it was “a disability,” worthy of millions in damage awards. “Why damages, unless color does matter?” he asks.

Of the 41 shots that killed Amadou Diallo, in 1999, Abu-Jamal noted the “predictable acquittal of his killers, four white cops,” in 2002 and called for the formation of a movement to stop the violence. Some 12 years later, following the deaths of Eric Garner and Michael Brown, that movement launched, though Black Lives Matter does not claim inspiration from Abu-Jamal nor does he seek their endorsement, though anyone with eyes and ears can see he was the forerunner in regard to resisting police terror and naming white supremacy as a source of law enforcement’s ills.

Read one by one like a daily reader, the essays, like the radio commentaries, are dense enough to reflect on for hours. Read all in one sitting, the evidence for bias presented by Abu-Jamal could potentially penetrate a racist mind and change it for the better, though sensitive liberals may find themselves sick with grief following the undeniable catalog of suffering here, some of it committed by our own hands (let this serve as your trigger warning). His critique of politicians is not reserved for the right: He notes the Clintons role in what he calls the mass incarceration boom as well as Obama’s legacy of mass surveillance and systemic repression: “He left the horrors of mass incarceration fundamentally unchanged and in the hands of an ultra-right wing populist, endorsed by a known domestic terrorist group, the Ku Klux Klan.”

As we prepare for the long hot summer of American contradiction and its high holiday, the Fourth of July, Mumia asks us to consider what he and abolitionist Frederick Douglass asked: What does such an observance mean to a slave? As long as we remain a nation with the highest prison population in the world, with over two million serving time, we are not only a prison nation, but none of us are free. Time and again, the wrong people are warehoused when the real killers of American freedoms have yet to be tried, convicted, and locked away. “Until then,” Abu-Jamal writes,”The Fourth is just another day.”

The State of Pennsylvania has remained invested in keeping Abu-Jamal behind bars, despite a pile of evidence in favor of his innocence. In the eyes of a racist and fearful America this makes perfect sense, though in a more perfect union, where the deck isn’t stacked and there is such a thing as a justice for all, Abu-Jamal’s lifetime of incarceration would be the crime. Until that time, his writings provide companionship in the bleak hours of an American narrative that affirms, again and again although it’s a lie, that some lives are expendable.

Denise Sullivan is the author of Keep On Pushing: Black Power Music From Blues to Hip Hop and an occasional contributor to DWT on arts, culture, and gentrification issues.


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