Unas 30 pulgadas de lluvia, carreteras obstruidas y casas destrozadas; conforman el panorama local

A tempranas horas de la mañana, los refugiados del coliseo Roberto Clemente fueron movilizados. (Afueras coliseo Roberto Clemente – San Juan / Vanessa Serra)
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¿Por qué? Debido al imponente chorro de agua que caía en el centro de la cancha. (Afueras coliseo Roberto Clemente – San Juan / Vanessa Serra)
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Así comenzó la pesadilla, los estragos de huracán María. (San Juan / Suministrada)
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Árboles caídos fueron la orden del día en los diversos municipios alrededor de la isla. (Urbanización University Gardens, Río Piedras – San Juan / Suministrada)
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Escombros y patios destrozados figuraron en el panorama. (Urbanización University Gardens, Río Piedras – San Juan / Suministrada)
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Las vitrinas de varios establecimientos en el área de Condado quedaron destruidas. (Restaurante Oriental Food and Arts, Condado – San Juan / Vanessa Serra)
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El hotel La Concha también sufrió percances, vegetación trancó los accesos a la localidad. (Hotel La Concha, Condado – San Juan / Vanessa Serra)
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Postes de electricidad descompuestos y desalambrados decoraban las principales carreteras de la zona metropolitana. (Avenida Franklin Delano Roosevelt – San Juan / Vanessa Serra)
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De igual modo, la fachada del Club Náutico de San Juan pasó a la historia. Rótulos y vigas a medio caer se divisaban en el edificio. (Club Náutico – San Juan / Vanessa Serra)
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El Taller de Fotoperiodismo presentó una situación similar. Algunos paneles protectores salieron disparados. (Taller de Fotoperiodismo – San Juan / Vanessa Serra)
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Sin embargo, Cataño recibió uno de los golpes más fuerte. (Cataño / Teresa Canino)
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En gran parte del municipio reinó la destrucción, fueron pocas las excepciones. (Cataño / Teresa Canino)
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Inundaciones sorprendentes arrasaron con todo. (Bayamón / Suministrada)
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En la barriada Juana Matos el 80% de las 457 casas del área ya no existen. (Cataño / Teresa Canino)
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Incluyendo, un letrero prohibía el tránsito a vehículos pesados. (Cataño / Teresa Canino)
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Pertenencias y ramas flotaban en el mar huracanado. (Cataño / Teresa Canino)
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Las instituciones educativas también sintieron la furia del ciclón. (Escuela Antonio Barceló – Canóvanas / Raúl Alzaga)
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Por ejemplo, la escuela Antonio Barceló de Canóvanas. (Escuela Antonio Barceló – Canóvanas / Raúl Alzaga)
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Grandes cantidades de agua también llegaron a Gurabo. (Paseo Santa Barbará – Gurabo / Ángel Luis García)
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Algunos carros se ahogaron a causa del inconveniente. (Paseo Santa Barbará – Gurabo / Ángel Luis García)
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Otros… fueron dejados a la deriva en plena carretera. (Avenida Rafael Martínez Nadal – Guaynabo / Rafael Lama)
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Una guagua volcada causó el asombro de muchos en Canóvanas. (Canóvanas / Raúl Alzaga)
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¡Ver para creer! El “sign” promocional de un restaurante de comida rápida -en el mismo municipio- quedó inservible y la merced de la naturaleza. (Canóvanas / Raúl Alzaga)
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En Fajardo los curiosos aprovecharon para mirar cómo quedó la plaza de dicho municipio. (Fajardo / Gerald López)
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El desconcierto protagonizó -y aún protagoniza- el sentir de los boricuas horas después de María. (Fajardo / Gerald López)
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