La producción de petróleo de forma convencional en EEUU alcanzó su máximo nivel en 1970 y después comenzó a declinar, teniendo que importar en el 2005 casi el doble del total de crudo producido en dicho país hasta la aparición de la revolucionaria y controvertida técnica del fracking, hija del ingeniero George Mitchell y que consiste en la extracción de gas natural no convencional mediante la fracturación de la roca madre (pizarras y esquistos) para la extracción de gas de esquisto (shale gas) y de petróleo ligero (shale oil), técnica en la que EEUU sería pionero en su aplicación, descollando Texas, Oklahoma, Dakota del Norte, California, Colorado y Montana.
Según datos publicados por la Administración de Información de Energía de EEUU (AIE), dicho país se habría convertido ya en el principal exportador mundial de combustibles refinados (gasolina y diésel), pudiendo convertirse en el horizonte del 2018 en exportador neto de GNL y además habría alcanzado una producción mensual de crudo equivalente a 6,5 millones de barriles diarios provenientes de los campos tradicionales y de las nuevas explotaciones de petróleo en roca porosa (Dakota del Norte). Teniendo en cuenta que el consumo doméstico de EEUU se movería en la horquilla de los 16 a los 20 millones de barriles diarios, seguirá siendo importador neto de crudo hasta el 2035, estimándose que en el 2020 el petróleo importado representará tan sólo el 26% de su mercado interno debido a la combinación de una alta producción interna y de un bajo consumo de crudo en el país tras asistir a su progresiva sustitución del petróleo por biocombustibles, gas natural licuado (GNL) y energías renovables, especialmente eólica, biomasa y fotovoltaica.
En la actualidad, el 45% de las importaciones de crudo de EEUU proceden de Oriente Medio y Norte de África pero la nueva geoestrategia energética pasaría por tener a Canadá como principal proveedor de crudo, estando proyectada la construcción del oleoducto Keystone XL para transportar el crudo canadiense hasta el Golfo de México lo que tendrá como efectos colaterales la progresiva disminución de importaciones de crudo procedentes de la OPEP, México, Colombia y Brasil. Asimismo, asistimos a la drástica reducción de sus compras a Venezuela con el objetivo inequívoco de lograr la asfixia económica del régimen de Maduro y fagocitar sus reservas de petróleo (según el Departamento de Energía de EEUU, las ventas de crudo venezolano a EEUU serían de tan sólo de 500.000 bpd diarios frente a los cerca de 1,7 millones de bpd vendidos en1998), lo que obligará a México y Venezuela a redireccionar sus exportaciones hacia China y la India con el agravante añadido de unos fletes prohibitivos al durar la travesía hasta China 45 días, en lugar de los 5 días que tardaba en llegar el crudo venezolano a EEUU.
Rusia y China como socios estratégicos de Venezuela
Respecto a Venezuela, la producción de crudo habría descendido a 1,7 millones bpd (su menor nivel desde 1989 según datos de la OPEP), por lo que necesita urgentemente nuevos hallazgos petrolíferos (de seguir el ritmo actual de producción podrían agotarse sus reservas probadas en el 2021), así como una urgente financiación para refinanciar una deuda de 60.000 millones $. En consecuencia, Venezuela habría firmado un acuerdo por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo) y la empresa nacional de hidrocarburos PDVSA estaría en negociaciones con la rusa Rosneft, la italiana Eni y la española Repsol para obtener los créditos necesarios para realizar nuevos proyectos de crudo y gas. Recordar que Venezuela habría recibido con anterioridad préstamos por valor de 5.000 millones $ de la rusa Rosneft a cambio de envíos de crudo y combustible, siendo en la actualidad deudor de unos 2.000 millones $ que serán condonados por Putin, quien aprovechará la ocasión para convertirse en “socio estratégico” de Venezuela y reforzar la presencia de Rosneft en en el mercado energético mundial. Asimismo, podríamos asistir al nacimiento de un nuevo cártel energético pilotado por Rusia que utilizaría el petroyuán en las transacciones comerciales para luego utilizarlas para incrementar sus reservas de oro y así adquirir preeminencia frente al dólar en las operaciones financieras internacionales, dentro de la ofensiva de Putin para acabar con el papel del dólar como patrón monetario mundial tras la imposición por parte de EE.UU. de nuevas sanciones contra Rusia.
La ofensiva de Tillerson contra Maduro
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en un reciente informe titulado “Perspectivas mundiales de inversión en energía”, advierte que será necesario invertir 48 Billones $ hasta el 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el abrupto desplome del precio del crudo hasta los 50 $, imposibilitará a los países productores conseguir precios competitivos que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones por lo que no sería descartable un posible estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2.025, al concatenarse la recuperación económica de EEUU y la UE con factores geopolíticos desestabilizadores (Nueva Guerra en Oriente Medio). Así, según Rystad Energy, la industria petrolera necesita reemplazar 34.000 millones de barriles de crudo al año pero en el 2.015 tan sólo se alcanzaron los 8.000 millones de barriles debido al drástico descenso de las inversiones en exploración y producción mundial (un 28% en el 2017 y se estima para el 2018 una nueva caída del 20%), con lo que no sería descartable el estrangulamiento de la producción de petróleo en el horizonte del 2025 por lo que EEUU intentará provocar un golpe de mano contra Maduro para apropiarse de las reservas petrolíferas venezolanas. Así, la decisión de Maduro de confiscar la planta de General Motors, será vista por la Administración Trump como un atentado contra los intereses de las multinacionales estadounidenses, escenario que será aprovechado por el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, antiguo Presidente y Consejero Delegado de Exxon Mobil cuando fue nacionalizada en el 2007 por Hugo Chávez, para intentar un golpe de mano contra Maduro. Exxon Mobil formaría parte de la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU, verdadero Poder en la sombra que toma las decisiones en política exterior y a instancias de Tillerson, la revolución chavista ya fue declarada “enemiga peligrosa de EE.UU”
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista