El país que queremos ¿Utopía?
Entiendo que nuestra historia se dividirá en antes de María y después de María. Es que este fenómeno “natural”, dejó al descubierto nuestra realidad; nos quitó el maquillaje de país primer mundista que creíamos ser y nos dejó ver diáfanamente que lo que realmente somos, es un país tercer mundiasta.
Que conste, hay quienes todavía no aceptan la realidad destapada por María. Por ejemplo, el gobierno insistió en la pronta recuperación del sistema de electricidad, con el que todavía estamos lidiando a casi cinco meses del paso del huracán. Se negó la epidemia de leptospirosis, se escondieron las muertes asociadas directa e indirecta al huracán y se culpabilizó a los médicos. No se les ha pagado las horas extra a los policías y a otros empleados públicos que dieron mucho más de lo esperado, luego del evento. No se hace nada con la estafa que ha realizado la privatizadora, Metropistas a los usurarios de la autopista San Juan a Arecibo. Tampoco con la lentitud que las aseguradoras de las viviendas han atendido a sus clientes. Igual con las moratorias ofrecidas por los bancos para viviendas y autos, y que ahora resulta que afecta el crédito de quienes aceptaron la oferta; algo que antes no se les notificó.
Ahora a quienes les llegó la energía eléctrica, se les está cobrando por estimado un uso fantasma. Claro, eso como buen elemento que avala la privatización del servicio que presentó el gobierno. Y ahora se niega la existencia de una epidemia de influenza, cuando ya no hay laboratorios en el país que cuenten con la prueba.
A eso añádale la álgida lucha con sus siempre aliados, el Cuerpo de ingenieros de EEUU y FEMA. Más la falta de logros tangibles en favor del pueblo, por parte del gobernador, la comisionada y la tan cacareada Junta. Súmele el despilfarro en contratos como el de Whitefish y sueldo como el de Nathalie Jaresko, Julia Keleher y Héctor Pesquera, entre otros. Y multiplique los actos de corrupción que vienen ocurriendo hace más de cinco décadas.
Sin embargo, por lo que he leído en los periódicos, he escuchado en la radio, entre mis vecinos, pares profesionales y mis estudiantes, la gente está bastante consciente de está situación. No entienden el por qué, pero saben que esto no está nada bien. Claro está, siempre hay fanáticos que lo avalan todo, pero creo que son los menos; aunque reconozco que ante este panorama, todavía son muchos. Incluso, los hay que piensan que aunque esto está mal, esa es la norma establecida por quienes mandan, y si vas a Roma, haces lo mismo que los romanos.
Opino que la gran mayoría estamos conscientes de que esto no está bien. Sabemos que vamos de mal en peor. Sabemos que queremos otro país, pero exactamente no sabemos el país que queremos y mucho menos cómo lograrlo. Esto dado el miedo que nos han metido por siglos sobre lo que significa la libertad.
Opino que queremos un país más justo y equitativo especialmente en todo lo relacionado con servicios de salud pública desde lo físico, lo mental y lo social. También en cuanto a servicios educativos desde el nivel pre escolar hasta la educación universitaria. Incluido en estos servicios esenciales de calidad el agua potable, la energía limpia y un buen sistema de transportación colectivo; como mínimo. Asimismo, se requiere de seguridad.
Un país con un alto sentido de humanidad, fundamentado en principios éticos y bioéticos. Donde se respete la dignidad humana y el valor de la persona independiente de clase social, estatus socioeconómico, nivel educativo, capacidad intelectual, psicológica, mental o emocional. Donde se respeten en el más amplio sentido de la palabra, las diferencias individuales en cuanto a creencias y preferencias políticas, religiosas y sexuales, entre otras.
Una sociedad donde la vida tenga significado y que dicho significado permita que cada ser humano pueda trascender y alcanzar la felicidad que se logra con la auto aceptación y auto realización personal. Lo que a su vez incide en la vida y felicidad familiar y social.
Un país que cuide su medio ambiente físico y social, y respete sus recursos naturales. Que aprenda a utilizarlos de modo sustentable y entienda la necesidad de cuidarlos para garantizar el futuro de nuestra especie y de otras de las que somos responsables.
De seguro hay que ampliar la descripción y añadir más criterios, para describir cabalmente el país que queremos. Es algo que urge hacerlo, porque de lo contrario, seguiremos comprando fantasias inexistentes.
Nuestra gente se seguirá yendo, nuestra salud mental y emocional se seguirá afectando, y por ende dejaremos de ser lo que hasta ahora hemos sido; puertorriqueños.